La industria textil enfrenta un momento crítico en su historia: opera mayoritariamente bajo un modelo lineal de “tomar-hacer-desechar”, generando enormes volúmenes de residuos y emisiones. Según el WBCSD, menos del 1% de las prendas desechadas vuelven a transformarse en nuevas piezas, lo que refleja una profunda ineficiencia estructural. Frente a este escenario, surgen los Indicadores de Transición Circular en la industria textil como una herramienta clave para transformar la forma en que se mide el desempeño del sector.
En Chile, un ejemplo reciente de avance normativo es la inclusión de los textiles como residuos prioritarios en la Ley REP. Esta medida obliga a los productores a hacerse responsables de la gestión de sus productos al final de la vida útil, lo que marca un precedente relevante en América Latina. Sin embargo, la regulación por sí sola no es suficiente: se requiere una métrica clara y común que permita a las empresas evaluar, comparar y comunicar sus avances hacia la circularidad.
¿Qué son los Indicadores de Transición Circular?
Los Circular Transition Indicators (CTI), desarrollados por el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), constituyen un marco metodológico diseñado para medir y monitorear el avance hacia una economía circular. Este sistema se ha adaptado específicamente a la moda y los textiles, abordando desafíos propios como el alto consumo de agua y energía, la diversidad de materiales, el uso intensivo de químicos y la fragmentación de las cadenas de suministro.
Su objetivo principal es evaluar:
- Flujos de materiales circulares (uso de reciclados, renovables y recuperación).
- Eficiencia en el uso de recursos (agua, energía, materias primas críticas).
- Impacto ambiental y social (huella de carbono, biodiversidad, empleo).
Estos indicadores no solo miden el desempeño actual, sino que también permiten establecer metas claras y comparables entre empresas.
Un marco adaptado a los desafíos específicos del sector moda
El modelo CTI, originalmente transversal a sectores, ha sido ajustado para responder a las complejidades propias de la industria textil: diversidad de materiales, alto consumo de agua y energía, uso intensivo de productos químicos, y cadenas de suministro fragmentadas. La versión sectorializada de CTI propone una guía para medir circularidad en tres niveles: producto (SKU), colección o instalación, y empresa completa.
La estructura de CTI se compone de cuatro módulos complementarios:
- Cerrar el ciclo (Close the Loop)
- Optimizar el ciclo (Optimize the Loop)
- Valorar el ciclo (Value the Loop)
- Impacto del ciclo (Impact of the Loop)
Cada uno de estos módulos propone indicadores específicos para cuantificar la circularidad desde diversas perspectivas, lo que permite diseñar estrategias integrales y coherentes.
Medir la circularidad del material: el indicador estrella
El núcleo del módulo “Cerrar el ciclo” es el indicador % de circularidad material, que combina dos componentes clave:
- % de entradas circulares: proporción de materiales de entrada que provienen de fuentes recicladas, reutilizadas o renovables.
- % de salidas circulares: porcentaje de materiales de salida que han sido diseñados para ser recuperables y efectivamente recuperados.
En su documento técnico de implementación CTI V4.0, la medición se expresa como:
% Circularidad Material = ((Masa de inflows circulares + Masa de outflows circulares) / (Masa total de inflows + Masa total de outflows)) × 100
Donde los ingresos circulares incluyen fibras recicladas o renovables, y las salidas circulares corresponden a materiales recuperados tras el uso.
En textiles, por ejemplo, si una empresa fabrica una línea de chaquetas con un total de 1.000 kg de materiales en un año, de los cuales 300 kg corresponden a fibras recicladas (rPET) y 200 kg son recuperadas al final de la vida útil mediante programas de devolución, la fórmula sería:
% Circularidad Material = ((300 + 200) / (1000 + 200)) × 100 = (500 / 1200) × 100 = 41,6%
Este valor muestra que casi la mitad de los flujos materiales de esa línea de producto se gestionan bajo un esquema circular.
En textiles, esto se traduce en medir la proporción de fibras recicladas (ej. rPET, algodón reciclado) frente a fibras vírgenes, y el grado en que los productos son diseñados para desmontaje y reciclaje. Se distingue entre flujos preconsumo y postconsumo, lo que permite identificar brechas específicas en el ciclo de vida. Además, la guía para las mediciones de los indicaidores (CTI V4.0) recomienda el uso de certificaciones como GRS (Global Recycled Standard) o RCS (Recycled Claim Standard) para asegurar la trazabilidad de materiales.
Diseño circular: clave para el potencial de recuperación
La recuperabilidad potencial es otro indicador esencial dentro del módulo de circularidad material. Mide la capacidad de un producto para ser recuperado, ya sea mediante reutilización, reparación, reciclaje o biodegradación. Este indicador no solo cuantifica, sino que orienta el diseño de productos.
Se proponen principios como:
- Diseño para desmontaje: favorece componentes separables.
- Diseño mono-material: facilita reciclaje mecánico.
- Durabilidad emocional y física: extiende la vida útil.
- Evitar sustancias peligrosas: habilita la circularidad segura.
Su implementación implica cambios desde la fase de concepción del producto, involucrando a diseñadores, químicos, ingenieros de materiales y equipos de sostenibilidad.
Un indicador para la eficiencia del proceso
El módulo “Optimizar el ciclo” evalúa la eficiencia y riesgos de los recursos utilizados. Un indicador clave es el % de materiales críticos, que identifica la dependencia de insumos escasos o de alto impacto (como antimonio, cromo o elastano). Se mide dividiendo la masa de materiales críticos entre el total de insumos utilizados. Esto permite anticipar riesgos en la cadena de suministro y fomenta la sustitución por fibras certificadas o innovaciones en ecodiseño.
Otro indicador central es la productividad circular de materiales, que relaciona los ingresos obtenidos con la cantidad de insumos vírgenes empleados. En textiles, implica medir cuánto valor económico genera la empresa por cada tonelada de algodón virgen, poliéster o lana consumida. El manual de cálculo (CTI V4.0) recomienda comparar este ratio entre distintas líneas de producto para identificar aquellas más resilientes y circulares.
El rendimiento económico de la circularidad textil
En el módulo “Valorar el ciclo” se vinculan las métricas de circularidad con el desempeño económico. Un indicador destacado es el CTI Revenue, que mide el porcentaje de ingresos que proviene de productos o servicios circulares. Para el sector textil, esto incluye ingresos por colecciones fabricadas con fibras recicladas, programas de reventa de segunda mano, o modelos de negocio basados en el arriendo de ropa.
El cálculo de CTI Revenue se realiza mediante la proporción de ventas de productos circulares sobre el total de ventas, expresado en %. Esta métrica permite visibilizar que la circularidad no es únicamente un imperativo ambiental, sino también una fuente de rentabilidad e innovación.
¿Cómo la circularidad impacta el planeta y la rentabilidad?
El módulo “Impacto del ciclo” conecta las prácticas circulares con sus impactos ambientales y sociales. Incluye tres grandes grupos de indicadores:
- Impacto en GEI (gases de efecto invernadero): mide emisiones evitadas al sustituir insumos vírgenes por reciclados o al extender la vida útil del producto. Se calcula considerando factores de emisión asociados a cada material (ej. kg CO₂e por kg de algodón virgen vs. algodón reciclado).
- Impacto en la naturaleza: cuantifica efectos sobre biodiversidad, uso de suelo y agua. Por ejemplo, un textil hecho con fibras regenerativas puede mostrar una reducción significativa en la huella hídrica.
- Valor social y laboral: en la industria textil, los CTI también sugieren medir indicadores relacionados con empleo digno y condiciones laborales en cadenas de suministro circulares, vinculando sostenibilidad ambiental con justicia social.
En las metodologías de medición de estos indicandores (CTI V4.0), se calculan mediante metodologías alineadas con marcos internacionales como GRI, CSRD e ISO 59020, permitiendo la comparabilidad entre empresas y sectores.
Recuperación efectiva: ¿cuánto se recicla realmente?
Dentro de este módulo, el indicador de recuperación real mide la proporción efectiva de productos, componentes y materiales que vuelven al ciclo económico. Aquí se considera la capacidad logística, los sistemas de devolución (take-back), las alianzas con recicladores y el tipo de estrategia utilizada:
- Reutilización: con plataformas como Vinted o programas de ropa usada.
- Reparación: servicios posventa como los de Patagonia.
- Remanufactura o refabricación: especialmente viable en calzado modular.
- Reciclaje mecánico o químico: aún limitado en textiles mixtos.
El CTI promueve priorizar estrategias de mayor retención de valor (reutilización > reciclaje), en línea con la jerarquía de residuos. El valor de este indicador está en que obliga a las empresas a evaluar no solo su diseño, sino su infraestructura de recuperación.
Energía y agua: recursos críticos en la transición circular
La circularidad no solo aplica a materiales. El CTI incluye indicadores complementarios como:
- % de energía renovable: que evalúa qué proporción de la energía utilizada proviene de fuentes renovables certificadas.
- % de circularidad del agua: considerando el agua que se reutiliza o retorna sin impacto negativo al ecosistema local.
En una industria donde la producción textil consume volúmenes significativos de agua y energía, estos indicadores permiten conectar estrategias de circularidad con metas climáticas y de biodiversidad.
De la medición al impacto real
La implementación de los CTI sigue un proceso en siete pasos: definir alcance, seleccionar indicadores, recolectar datos, calcular métricas, analizar resultados, priorizar oportunidades y aplicar cambios. Este enfoque iterativo habilita la comparación entre periodos, líneas de productos o incluso entre compañías.
El gran desafío está en la calidad de los datos: sin trazabilidad, los indicadores pierden fuerza. Aquí radica la importancia de la digitalización (IoT, blockchain, plataformas de trazabilidad) para garantizar información confiable y verificable.
Sin métricas no hay circularidad
Los Indicadores de Transición Circular en la industria textil no deben entenderse como un requisito burocrático, sino como el lenguaje común que permitirá al sector abandonar el paradigma lineal. Sin métricas, no es posible gestionar riesgos, cumplir regulaciones ni innovar con transparencia.
El caso chileno con la Ley REP ilustra cómo las políticas públicas avanzan hacia la circularidad. Sin embargo, será la capacidad del sector de medir y transformar lo que determine si hablamos de una moda verdaderamente circular o de un simple cambio cosmético.
Autor: Pablo Astete Morales
Fuentes:
- Circular Transition Indicators (CTI) Sector guidance, Fashion and Textile (WBCSD, 2023)
- Circular Transition Indicatos V4.0, Metrics for business, by business (WBCSD, 2023)